martes, 25 de agosto de 2015

— Mugglemania.

Eran los últimos días de vacaciones de Dominique. En menos que cantaba un gallo, estaría de vuelta un año más en el colegio Hogwarts de Magía y Hechicería, y no había nada que deseara más. Empezaba el sexto curso, y aunque le apenaba pensar que ya se había adentrado en la recta final, no podía evitar el querer volver al que consideraba su segundo hogar.

Aun así, había algo que le impedía despedir libremente sus días de vacaciones, y era precisamente el tiempo que había pasado con su familia fuera del mundo mágico. La primera parte de las vacaciones de verano, la pasaron con los Delacour. Dominique tenía muchas ganas de ver a su familia materna, ya que solo tenía ocasión de verla durante las vacaciones de verano; el resto del año, solo se comunicaban por correo mágico. A la mediana del matrimonio Weasley Delacour le hubiese gustado probar el correo convencional, muggle, pero nunca tenía ocasión... Había heredado sin duda alguna, el interés del mundo muggle de su abuelo, Arthur Weasley.

Una vez se despidieron de los Delacour, la familia se aventuró a pasar unos días de vacaciones en la playa, aprovechando lo último del cálido verano antes de regresar al frío de Reino Unido. En esos días, los Weasley Delacour disfrutaron de una breve temporada alejados de la magia. Al pequeño Louis no le hacía tanta gracia; el querer hacer uso de ella prácticamente todo el tiempo se le había contagiado de su tío George, al cual idolatraba. Le apasionaban todas las historias que contaba acerca de su juventud, y todas las trastadas acumuladas que había llevado a cabo junto a su gemelo Fred, fallecido en la Segunda Guerra.

     Mamá.      La joven demandó la atención de su madre, Fleur, un día que estaban ambas en la arena tomando el sol mientras Bill y Louis jugaban y Victoire se bañaba. Fleur Delacour la miró inmediatamente, esperando que su hija mediana le hiciese saber qué quería.      Estaba pensando en... Jessica Conroy. 

La pelirroja se detuvo, y es que podía imaginarse la reacción de su madre. Jessica Conroy había sido su enemiga desde el primer año de la muchacha en Hogwarts, Todavía había gente que seguía despreciando o infravalorando a los Weasley. Además, una Weasley en Slytherin... Quién lo diría. Fleur Delacour miró a su hija atentamente, esperando algo más, y es que no sabía de qué podría tratarse, pero siempre que ese nombre veía la luz, no presagiaba nada bueno.

     ¿De qué hablas, mon chérie?      Inquirió la mujer, esperando que  su hija se expresase de una vez por todas.      ¿Ha pasado algo?

Dominique negó inmediatamente, descartando aquella idea.

    ¡No! No, maman. Nada que no te haya contado... Ya sabes que a veces se... Burla, pero no me importa. Aunque también me hace pensar mucho... 

     No entiendo, ma belle enfant... 

     ¿Es deshonroso para la gente mágica tener interés por los... Muggles? Abuelo Arthur tenía mucho interés por su vida, y a mí también me parecen curiosos... Es decir... ¡Son tan diferentes a nosotros! Y no parece tan difícil convivir con ellos, a menos que sea una familia como los Dursley... Pobre tío Harry, ¿verdad?

Cada vez que Dominique estaba indecisa, o nerviosa, o se sentía como que sonaba ridícula, hablaba mucho, y muy rápido. Fleur sin embargo, sonrió, tomando las manos de su hija para acariciarla y tranquilizarla. 

    ¡Oh, "caguinyo"!, ¿"pog" qué piensas así? Esa Jessica... No me gusta, nada de nada. Cada uno tiene sus gustos... Y eso nadie lo puede "discutig". Tu abuelo es un "ggan" mago, ¿"vegdad"?

Dominique asintió varias veces, y aunque todavía estaba dudosa de su planteamiento, lo cierto era que su madre siempre sabía cómo quitar hierro al asunto.

   Entonces no hay nada de qué "pgeocupagse". Nadie es "mejog" o "peog" mago "pog" sus "integueses"... ¿Vale? No hagas caso de esa tal Jessica...  "Ahoga", ve a "disfgutag" de lo que queda de vacaciones. Tu "hegmana" te llama, "cogazón".

La joven pelirroja abrazó a su madre con fuerza, agradeciéndole todo con solo aquél gesto. De la misma forma que tenía un carácter duro y fuerte, también sabía ser un trozo de pan. Esa era la verdadera Fleur Delacour, y esa era parte de toda la herencia genética que les había dejado a sus tres hijos.

Hizo caso de sus palabras. Se levantó y acudió rápidamente a donde estaba su hermana, tratando de molestarla, salpicándola con el agua, tirándola... Todo entre risas y siempre con el máximo cuidado. Sin embargo, la mente de Dominique no paraba; Johnson. Como el apellido de su tía, ese sería el nombre que adoptaría de cara a los muggles. Dominique Johnson. Quería entender todo de ese mundo de la misma forma que también quería controlar todo del mundo mágico. La ambición de la joven Weasley no tenía límites... Y esa era una de las razones por las que, seguramente, el Sombrero Seleccionador no había dudado en mandarla a Slytherin de cabeza.

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