Dominique Weasley se quedó observando a Lysander Scamander mientras marchaba corriendo de camino a la Sala Común de su casa. Se había quedado absorta en sus pensamientos, pensamientos que tenían que ver, todos y cada uno de ellos, con el hijo de Rolf Scamander y Luna Lovegood.
Maldita sea, un Hufflepuff... ¿En qué demonios estoy pensando?, era principalmente la cuestión que la joven Weasley se planteaba, aunque cuando estaba cerca de él... Solo podía pensar en sus ojos azules y su perfecta sonrisa.
Aún sumida en sus pensamientos, puso rumbo a las mazmorras, que era donde se encontraba escondida, claramente la Sala Común de Slytherin. De camino, se encontró con su primo Albus Severus Potter, en el cual no reparó hasta que se lo vio encima.
¡Dom! ¿Qué te pasa? ¿No miras por dónde vas?
Aquella forma de dirigirse a ella llamó su atención. Parecía nervioso, tal y como lo estaba ella tras aquél fortuito encuentro.
Eh... No sabía muy bien cómo reaccionar a aquello, estaba completamente cortada y en blanco. El pelo rubio y alborotado de Lysander Scamander todavía seguía en la mente de la chica.
¿Pero qué te pasa? Repitió Potter, frunciendo el ceño al ver que su prima no era capaz de articular palabra alguna.
Ay, Albus. Ahora no estoy para hablar, ¿vale? Nos vemos por ahí.
Venga ya ¿en serio? El joven Slytherin estaba, cuanto menos, indignado por aquél comportamiento de su prima, totalmente impropio de ella.
¿Y a ti qué te pasa? Estás como nervioso.
Yo... Esto... Venga, nos vemos por ahí. Albus apretó los labios en una leve sonrisa y asintió antes de marcharse. Era sorprendente lo bien que llegaban a entenderse la mayoría de las veces, aun sin mediar palabra alguna.

Y dejó atrás a su primo. Quizá en algún momento encontraría la paz y tranquilidad que necesitaba para poder centrarse en su encuentro en el Gran Comedor con Lysander. No sabía en qué momento había empezado a fijarse en él y no en los apuntes que le pasaba de las clases en las que coincidían, pero le gustaba. Lysander le gustaba, y mucho. Actuaba como una completa niña cuando se encontraba cerca de él, y parecía que la última en darse cuenta había sido ella misma. ¿Lysander se habría dado cuenta también...? Era otra de las dudas que acechaban a la pequeña salamandra. Sin lugar a dudas, necesitaba consejo de la única persona que sabría ser imparcial y objetiva con ella. Su hermana, Victoire Weasley. Su hermana y su mejor amiga, por suerte.
(...)
Vic ¿podemos hablar un momento? Preguntó tras aclararse la garganta. Estaba con algunas chicas más de Ravenclaw. Podía reconocer sus caras, pero no sus nombres. La mayor de los Weasley Delacour se excusó con sus amigas y las dejó atrás, preocupándose inmediatamente por su hermana.
¿Pasa algo, salamandra? Victoire había alzado las cejas, signo de lo desconcertada que se encontraba en aquellos momentos. La conocía como a la palma de su mano. Dominique negó y se quedó callada durante unos segundos. Silencio que precedió la bomba.
Creo... Creo... Q-que me gusta... Lysander Scamander.
La rubia Weasley abrió los ojos como platos ante tal noticia. ¿Un Hufflepuff había llamado la atención de la única Slytherin de los Weasley? Para Victoire, ¡era algo increíble! Por no mencionar el hecho de que era el primer chico que despertaba el siempre dormido interés de su hermana.
¡Guau! Exclamó Victoire mientras Dominique suspiraba. En voz alta, sonaba aún peor. Peor al menos para ella, que los sentimientos le asustaban si eran en sí misma; sin embargo, los que veía en su hermana y Ted Lupin le apasionaban. Acababan de empezar a salir como quien decía, y la pelirroja ya estaba soñando con una boda y ella siendo dama de honor.
Dime algo, Vic...
No estarás pensando que es algo malo ¿verdad? ¿Él siente lo mismo? ¡¿Cuándo ha empezado todo?! Cuéntamelo todo... Espera, me despido de ellas y te daré todo mi tiempo para ti... Ya tendré tiempo de acabar los deberes de Historia de la Magia. Victoire estaba completamente emocionada, no hacía falta ser adivino para darse cuenta de ello... Y Dominique no sabía si se sentía preparada para hablar de ello como una afirmación, aunque en el fondo sabía que así lo era.
Aún sumida en sus pensamientos, puso rumbo a las mazmorras, que era donde se encontraba
Aquella forma de dirigirse a ella llamó su atención. Parecía nervioso, tal y como lo estaba ella tras aquél fortuito encuentro.

Y dejó atrás a su primo. Quizá en algún momento encontraría la paz y tranquilidad que necesitaba para poder centrarse en su encuentro en el Gran Comedor con Lysander. No sabía en qué momento había empezado a fijarse en él y no en los apuntes que le pasaba de las clases en las que coincidían, pero le gustaba. Lysander le gustaba, y mucho. Actuaba como una completa niña cuando se encontraba cerca de él, y parecía que la última en darse cuenta había sido ella misma. ¿Lysander se habría dado cuenta también...? Era otra de las dudas que acechaban a la pequeña salamandra. Sin lugar a dudas, necesitaba consejo de la única persona que sabría ser imparcial y objetiva con ella. Su hermana, Victoire Weasley. Su hermana y su mejor amiga, por suerte.
(...)
La rubia Weasley abrió los ojos como platos ante tal noticia. ¿Un Hufflepuff había llamado la atención de la única Slytherin de los Weasley? Para Victoire, ¡era algo increíble! Por no mencionar el hecho de que era el primer chico que despertaba el siempre dormido interés de su hermana.